¿Quién en ciudad trocó mi caserío?
¿Qué se hicieron las chozas
que hace algún tiempo abandoné? ¡Dios mío,
ya no florecen en mi huerto rosas,
están las avenidas bulliciosas,
y no se escucha la canción del río!
Hoy es morada del placer bravío
la que ayer fue mi aldea silenciosa;
ya la llanura azul es un plantío,
y en lugar de la ermita yergue airosa
la catedral sus torres al vacío.
Porfirio Barba Jacob, “El retorno” (fr.)