Ciudadania Multicultural

Published on December 2016 | Categories: Documents | Downloads: 63 | Comments: 0 | Views: 575
of 10
Download PDF   Embed   Report

CIUDADANIA MULTICULTURAL

Comments

Content

CIUDADANÍA
MULTICULTURAL
En la actualidad la mayoría de los países son culturalmente
diversos
Así minorías y mayorías se enfrentan cada vez
más

La representación
política
Las reivindicaciones
territoriales

Curriculum educativo

Derechos
lingüísticos
La autonomía
regional
La política de inmigración
y naturalización e incluso
los símbolos nacionales

En Ciudadanía multicultural, Kymlicka realiza un análisis
riguroso y equilibrado de la integración de las minorías
culturales en sociedades con una cultura mayoritaria
dominante.
El libro sobre multiculturaluidad de Kymlicka es una buena
terapia para dos tipos de enfermedades: la de aquellos que
exageran el derecho a su cultura y no respetan los derechos
de los demás, y la de quienes tienen fobia a las diferencias.
La novedad de la obra está en que Kymlicka intenta
demostrar que la teoría política liberal no debe defender
sólo los derechos de los individuos, sino también los
derechos de los diferentes grupos culturales. Hasta ahora
muchos liberales han visto en esto una oposición o una
incompatibilidad. En cambio, Kymlicka sostiene que "una
teoría liberal de los derechos de las minorías debe explicar
cómo coexisten los derechos de las minorías con los
derechos humanos, y también cómo los derechos de las
minorías están limitados por los principios de libertad
individual, democracia y justicia social. Tal explicación

DERECHOS INDIVIDUALES Y DERECHOS
COLECTIVOS
Kymlicka parte de una teoría liberal del Estado, pero a la vez
aboga por la identidad cultural de los grupos sociales o de los
pueblos.
Conviene aclarar que el liberalismo que Kymlicka defiende no
es el que hoy se identifica con el neoliberalismo económico.
Cuando a lo largo del texto se habla de "principios liberales", en
muchas ocasiones ese término equivale a defender los derechos
civiles individuales, que fueron reclamados por el liberalismo, y
que hoy están recogidos en la mayoría de las constituciones
occidentales. Este liberalismo insiste en que la base de las
sociedades democráticas modernas es el respeto a todas las
personas consideradas como libres e iguales.

Para deslindar campos, Kymlicka distingue entre Estados
"multinacionales" (donde la diversidad cultural surge de la
incorporación a un Estado mayor de culturas que
anteriormente poseían autogobierno y estaban concentradas
en un territorio) y Estados "poliétnicos" (donde la
diversidad cultural surge de la inmigración). Y a partir de ahí
explica la distinta situación de "minorías nacionales" (en
Estados multinacionales) y de "grupos étnicos" (en Estados
poliétnicos).
Las primeras se caracterizan por ser grupos culturales
preexistentes en un territorio concreto, y que son invadidos
contra su voluntad, o pasan a formar parte de otra nación con
otra cultura mayoritaria, como consecuencia también de un
proceso de federalismo o por distintos acuerdos.
En la inmigración, en cambio, un individuo o un grupo familiar
deciden libremente trasladarse a un país de cultura diferente.
Luego la reclamación de sus derechos culturales es diversa a
la del primer caso. Los inmigrantes no tienen derecho a exigir
el autogobierno, pero sí a obtener un respeto institucional y
legal a la expresión de su propia identidad.

En pro de una ciudadanía
diferenciada

Algunos liberales han sostenido que así como
el Estado liberal mantiene la separación entre
Estado y religión, del mismo modo debe
construirse
sin
distinguir
entre
sus
ciudadanos por razón de su pertenencia a un
determinado grupo cultural. El ciudadano
liberal sólo reflejaría su pertenencia cultural
en su vida privada.
Esto, dirá Kymlicka, es una utopía. Además
de los derechos comunes de todos los
ciudadanos es posible defender la necesidad
de una ciudadanía diferenciada, según la cual
el Estado tiene obligación de adoptar
"medidas específicas" orientadas a acomodar
las diferencias nacionales y étnicas.

A lo largo de la historia se han realizado
diversos intentos de proteger las minorías
culturales
y
de
regular
los
conflictos
potenciales entre las culturas mayoritarias y
minoritarias. Así durante todo el siglo XIX
florecieron los tratados en los que las
potencias acordaban los modos de tratamiento
de sus ciudadanos residentes en otros países.
Con el advenimiento de la Sociedad de las
naciones estos tratados tomaron un carácter
multilateral. Sin embargo resultaron altamente
inadecuados debido a que protegían de la
discriminación sólo si un “Estado afín” se
preocupase por una minoría en particular10.  
ahí que pueda afirmarse que protegen la vida
del grupo. Los liberales dieron por supuesto
que, allá donde se protegieran dichos
derechos individuales, no era necesario
atribuir derechos adicionales a los miembros
de minorías étnicas o nacionales específicas.

Sobre la indefensión de las comunidades judías al no tener
una potencia que los apoye Cfr. Hanna Arendt.; Eichmann en
Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal, Ed. Lumen;
Barcelona, 1999

En este sentido las Naciones Unidas
eliminaron toda referencia a los
derechos de las minorías étnicas y
nacionales en la Declaración Universal
de los Derechos Humanos. Esto fue
evidente para muchos liberales debido
a que se lo vio como una extensión
natural de los derechos que protegían
a las minorías religiosas. Así la
identidad étnica, como la religión ,es
algo perteneciente a la esfera privada,
que no concierne al Estado.

LÍMITES DE LA TOLERANCIA
Pero ¿qué hacer cuando una minoría nacional
autogobernada adopta prácticas iliberales
respecto a sus propios miembros? ¿Los
Estados liberales deberían imponer el
liberalismo a estas minorías?

Kymlicka piensa que "tanto los Estados
extranjeros como las minorías nacionales
constituyen comunidades políticas distintas,
con sus propios derechos al autogobierno.
En ambos casos los intentos de imponer los
principios liberales por la fuerza se perciben
como una forma de agresión (...) y acaban
en un rotundo fracaso" (págs. 230-231).

Esto tampoco justifica el conformismo. En una
sociedad liberal se puede exigir a quienes se
integran desde fuera que asuman la obligación
de cumplir con los derechos civiles. En el caso de
las minorías con autonomía, no se debe interferir
coactivamente, pero se puede tratar de dialogar
y utilizar vías racionales. "Una minoría nacional
que gobierna de manera iliberal actúa
injustamente, y los liberales tienen el derecho, y
la
responsabilidad,
de
manifestar
su
disconformidad ante esta injusticia. Por tanto, los
reformistas liberales de estas culturas deberían
intentar promover sus valores liberales, mediante
las razones o el ejemplo, y los liberales ajenos a
ellas deberían prestar su apoyo a todas las
iniciativas del grupo encaminadas a liberalizar su
cultura" (págs. 231-232). En el caso de que sean
otros países, sólo será posible influir a través de
mecanismos internacionales, pero esto nunca

INMIGRACIÓN Y DIVERSIDAD
CULTURAL
Kymlicka analiza muy bien la situación
americana, sobre todo de los países
receptores de inmigración. Es un buen
conocedor de la situación de Canadá, con
sus minorías indias y el hecho diferencial de
Quebec; de la inmigración en EE.UU. y del
autogobierno
de
los
portorriqueños,
chicanos,
indios
americanos,
de
la
problemática de los afroamericanos que
merece un tratamiento aparte; de los
indígenas en Latinoamérica.

Sponsor Documents

Or use your account on DocShare.tips

Hide

Forgot your password?

Or register your new account on DocShare.tips

Hide

Lost your password? Please enter your email address. You will receive a link to create a new password.

Back to log-in

Close