Indicadores de Consumo de Alcohol n España

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lndicadores de consumo de alcohol en España
Juan L. Gutiérrez-Fisac
Subdirección General de Epidemiología. Ministerio de Sanidad y Consumo. Madrid.
El consumo de bebidas alcohólicas es actualmente uno de
los principales factores relacionados con el estado de salud
de los individuos y las poblaciones. Junto a otros aspectos
del estilo de vida, como el consumo de tabaco y de otras
drogas, la actividad física y los factores relacionados con la
alimentación y la nutrición, constituye uno de los principales
determi nantes de l a sal ud, desde una perspecti va
epidemiológica del fenómeno salud-enfermedad
1
.
España es uno de los países donde el consumo de bebidas
alcohólicas y los problemas relacionados con el mismo ad-
quieren una gran importancia, no sólo por el alto nivel de
producción de algunos tipos de bebidas alcohólicas, sino tam-
bién por la elevada prevalencia de su consumo, el amplio
arraigo social que este hábito tiene en nuestras comunida-
des y la percepción generalizada de que el alcohol, o al me-
nos ciertos tipos de bebidas alcohólicas, forman parte del
patrón alimentario y dietético de nuestra sociedad.
Desde una perspectiva de salud pública, el estudio del con-
sumo de alcohol es extraordinariamente complejo y prácti-
camente inabordable como problema de salud único. La
aproximación cuantitativa al nivel de consumo, la distribu-
ción del mismo entre los diferentes grupos de la comunidad,
el conocimiento de la tendencia y la distribución geográfica
del problema, el análisis de los patrones de consumo y de las
actitudes y conocimientos de la población frente al alcohol,
la evaluación de las consecuencias físicas, psicológicas, so-
ciales y económicas del consumo o la importancia del alco-
hol como factor de riesgo de las principales causas de enfer-
medad y muerte en la población, son diversos aspectos que
necesariamente deben ser explorados y que requieren la re-
visión de múltiples fuentes de información, así como la for-
mulación de distintos marcos teóricos para su estudio. La
importancia del problema radica en diversas circunstancias
que hacen del consumo de alcohol uno de los grandes asun-
tos de salud pública en todo el mundo. Así, la magnitud y la
tendencia del consumo son aspectos a vigilar, como lo son
sus consecuencias económicas, ya que aunque la produc-
ción del alcohol genere riqueza, empleo y sustanciales ingre-
sos al Estado, sus consecuencias ocasiona enormes costes,
tanto directos como indirectos, sobrecargando el sistema
sanitario y originando problemas laborales, como acciden-
tes, absentismo y bajo rendimiento. Estimaciones realizadas
en Cataluña cifraron el coste del alcoholismo en esa comuni-
dad autónoma entre 20 y 40.000 millones de pesetas en el
año 1977
2
. Todo ello, unido a los fuertes condicionamientos
culturales que permiten que el alcohol esté fuertemente in-
corporado al contexto social, hacen de la intervención sobre
este problema de salud una tarea extraordinariamente com-
pleja.
Correspondencia: Dr. J. L. Gutiérrez-Fisac.
Subdirección General de Epidemiología. Ministerio de Sanidad y Consumo.
Páseo del Prado, 18-20. 28071 Madrid.
Manuscrito aceptado el 30-1-1994
Med Clin (Barc) 1995; 104: 544-550
Estas posibilidades de intervención precisan del conocimiento
de la situación del problema y de su tendencia en la pobla-
ción, lo que requiere la revisión de múltiples indicadores que,
en conjunto, aporten suficiente información para conocer la
situación del consumo de alcohol en la población. El objetivo
de este trabajo es clasificar y describir los indicadores de
consumo de alcohol y problemas relacionados, así como pre-
sentar algunos datos de los principales indicadores que pue-
den ser calculados en España.
lndicadores del consumo de alcohol y de problemas
relacionados
Se puede establecer una clasificación sencilla de los
indicadores relacionados con el consumo de alcohol en la
población dividiéndolos en dos grandes grupos: indicadores
directos e indicadores indirectos (tabla1). En el primer grupo
estarían todos aquellos que son producto de un ejercicio de
medición dirigido directamente, por cualquier medio a nues-
tro alcance, a conocer la cantidad y/o la frecuencia del con-
sumo en la población de estudio. Entre ellos se encuentran
el consumo de alcohol per cápita, y la distribución del con-
sumo según diversas variables de interés, necesariamente
procedente de encuestas dirigidas a la población que gene-
ralmente emplean instrumentos de medida basados en la
autodeclaración del consumo de alcohol.
Por su parte, los indicadores indirectos serían todos aquellos
dirigidos a estimar aspectos relacionados, en mayor o menor
grado, con el consumo de alcohol, pero que en ningún caso
se dirigen a observar la cantidad/frecuencia de alcohol con-
sumido por la población objeto de estudio. Entre estos se
pueden citar la producción de bebidas alcohólicas, los
indicadores del impacto de los problemas relacionados con
el alcohol, como mortalidad atribuible al consumo, ingresos
hospitalarios por alcoholismo, mortalidad por suicidio u ho-
micidio, etc. Así mismo, el gasto de los hogares en bebidas
alcohólicas puede, de forma indirecta, estimar el consumo
de alcohol en una población.
Consumo per cápita de alcohol
El consumo per cápita de alcohol es un indicador directo del
nivel de consumo de bebidas alcohólicas de una población.
Existe suficiente evidencia epidemiológica para afirmar que
este indicador está fuertemente relacionado con la distribu-
TABLA 1
lndicadores de consumo de alcohol
Directos
Consumo per cápita de alcohol absoluto
Prevalencia del consumo por edad o sexo
Indirectos
Problemas relacionados con el consumo de alcohol: morbilidad
y mortalidad atribuibles al consumo
Producción de bebidas alcohólicas
Otros: gasto de hogares en bebidas alcohólicas
ARTÍCULO ESPECIAL ARTÍCULO ESPECIAL ARTÍCULO ESPECIAL ARTÍCULO ESPECIAL ARTÍCULO ESPECIAL
consumo de alcohol, indicadores epidemiológicos, encuesta de salud
545
J. L. GUTIÉRREZ-FISAC.- INDICADORES DE CONSUMO DE ALCOHOL EN ESPAÑA
ción de bebidas alcohólicas en la población y, concretamen-
te, con la proporción de bebedores excesivos que existen en
ella y con la frecuencia de problemas relacionados con el
alcohol
3
. Para la estimación del consumo de alcohol absolu-
to por persona y año, forma habitual de expresar este indica-
dor, se utiliza el modelo denominado «disponibilidad-utiliza-
ción», según el cual, la utilización interior se calcula aña-
diendo a las cantidades producidas las importadas y restan-
do las exportadas. La utilización interior total estaría com-
puesta de cuatro elementos: el alcohol destinado al consu-
mo humano, l as pérdi das durante el proceso de
comercialización, los usos industriales diferentes al consu-
mo humano y el alcohol transformado en otros productos.
De todos ellos, sólo el consumo humano debe ser incluido
en los cálculos del indicador. Finalmente, a la utilización in-
terior total le debe ser aplicada la diferencia entre los stocks,
sumando el stock inicial y restando el final. Debido a la au-
sencia de fuentes de información sobre stocks y sobre usos
del alcohol diferentes al consumo humano, el cálculo se rea-
liza, en la práctica, teniendo en cuenta, sólo, las cantidades
de alcohol producidas y las relativas al comercio exterior.
únicamente en el caso del vino, al ser considerado, en cierto
modo, como un alimento, existe la posibilidad de trabajar
con toda esta información para calcular la utilización interior
total, que es publicada por el Ministerio de Agricultura
4
.
La principal fuente de información sobre producción de be-
bidas alcohólicas en España es la Encuesta Industrial
5
, pu-
blicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) desde
1978. Con anterioridad a ese año, los datos pueden ser obte-
nidos de la Estadística Industrial de España, publicada así
mismo por el INE. Los datos referentes a,importación y ex-
portación son publicados por el Ministerio de Economía y
Hacienda en la Estadística del Comercio Exterior de Espa-
ña
6
. En la práctica, la utilización de este tipo de fuentes no es
sencilla, debido a la gran variedad de aspectos que condicio-
nan una estimación razonable, como el envasado de los dis-
tintos tipos de bebidas, las unidades de medida, que mu-
chas veces son de peso y cuya conversión en volumen es
difícil. Por ello, se suelen utilizar fuentes procedentes de las
asociaciones de productores de los diversos tipos de bebi-
das. Así, diversos estudios calculan y publican. este indica-
dor para un gran número de países desde el principio de la
década de los sesenta
7-8
.
Debido a la diferente cantidad de alcohol puro de las distin-
tas bebidas alcohólicas, los cálculos habrán de tener en cuen-
ta la gradación de los mismos. Generalmente se trabaja con
3 grupos de bebidas, para cada una de los cuales se realiza
la estimación: la cerveza, el vino y las bebidas espirituosas,
asumiento gradaciones medias de, aproximadamente, 4,5º,
12º y 40º (esta última sometida a discusión), respectivamen-
te. Puede añadirse un cuarto grupo de vinos de alta grada-
ción, con gran variabilidad en el volumen de alcohol, en los
que se asume una gradación media de 17º. Una vez obteni-
dos los volúmenes de alcohol puro consumidos, se calculará
la cantidad media por individuo consumida en el año. En
general, se suele tener en cuenta la población de 15 y más
años, ya que parece que la fiabilidad para las comparacio-
nes internacionales es mayor, dadas las grandes diferencias
entre países en la proporción de población con menos de 15
años
9
. Las unidades finalmente utilizadas son litros de alco-
hol absoluto por persona y año.
El consumo per cápita de alcohol es un indicador con mu-
chas ventajas, aunque también posee limitaciones (tabla 2).
Es muy utilizado para realizar comparaciones internaciona-
les, estudiar series temporales o efectuar estudios ecológicos.
Además, respecto a los métodos de encuesta, tiene la venta-
ja de su menor coste, al estar basado en información
rutinariamente recogida en muchos países con una metodo-
logía similar. Por todo ello, su uso está generalizado como
indicador del consumo de alcohol a nivel nacional. Sin em-
bargo, no tiene en cuenta la producción ilegal y casera de
alcohol, el consumo debido al turismo, las importaciones ile-
gales y, por otro lado, asume que todo el alcohol disponible
es consumido por la población diana en el período de tiempo
objeto de estudio (generalmente un año calendario). Así mis-
mo, al no tratarse de datos individualizados, no es posible
detectar o identificar grupos de población con alto riesgo de
consumos excesivos o de problemas relacionados con el mis-
mo, ni estudiar diferencias geográficas dentro de España.
Otra forma de obtener el consumo per cápita de alcohol ab-
soluto es mediante las encuestas de consumo, aunque éstas
proporcionan otros indicadores más interesantes sobre el pa-
trón de consumo de la población. Estimaciones realizadas a
partir de la Encuesta Nacional de Salud
10
(ENS) de 1987,
obtienen un consumo de 9,23 l de alcohol absoluto por per-
sona mayor de 15 años, mientras que la estimación con da-
tos de producción para ese año es de 11,8 l
8
, si bien esta
última hace referencia al total de la población. Esta
infraestimación, de pequeña magnitud en este caso, y obser-
vada frecuentemente con los datos de encuestas en otros
muchos estudios, es la responsable de que la opinión gene-
ralizada sea la de que las encuestas infraestiman el consu-
mo real. Sin embargo, como será posteriormente discutido,
la cuestión es más compleja. Aunque se han detectado gran-
des diferencias entre las estimaciones de datos de produc-
ción y las derivadas de encuestas poblacionales, también se
ha comprobado que existen buenas correlaciones entre am-
bos indicadores, y que el consumo per cápita está especial-
mente relacionado con la proporción de grandes bebedores
en la población
11
.
Medida del consumo de alcohol por encuesta
Está internacionalmente admitido que la mejor forma de
aproximarse al conocimiento sobre el consumo de bebidas
alcohólicas y sus factores determinantes en la población son
las encuestas de base poblacional
12
. El método por encuesta
tiene ventajas y limitaciones (tabla 2). Entre las primeras se
puede citar la posibilidad de obtener datos de prevalencia, al
estar basadas, generalmente, en muestras representativas
TABLA 2
Indicadores directos del consumo de alcohol. Ventajas
y limitaciones
Ventajas Limitaciones
Consumo per capita
Útil para comparaciones
internacional es
Válido para estudiar tendencias
temporales
Sirve para realizar estudios
ecológicos
Tiene una alta relación con la
disponibilidad de bebidas
alcohólicas en la población y con
la proporción de grandes
bebedores
No tiene en cuenta el consumo
debido al turismo o a la
producción ilegal de alcohol
No sirve para detectar grupos de
riesgo o para definir patrones de
consumo
No permite realizar comparaciones
geográficas dentro de España
Encuesta del consumo
Mide la preval encia del consumo
Permite detectar grupos de
población de alto riesgo o de alto
consumo
Contribuye a la obtención de
medidas del impacto potencial del
alcohol en la población
Reali zadas de forma periódica son
muy útiles para estudiar
tendencias y evaluar
intervenciones
Informan sobre el patrón de
consumo
Dificultades del muestreo
Suele excluir a la población
institucionalizada
lnfraestimación del consumo
Problemas generales de todo
estudio por encuesta
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MEDICINA CLÍNICA VOL. 104 NÚM. 14. 1.995
de la población. La disponibilidad de información sobre pre-
valencia tiene importancia no sólo por el conocimiento de la
frecuencia del problema, sino también porque permite cuan-
tificar la importancia que el alcohol tiene en la mortalidad o
morbilidad de un problema de salud determinado
13,14
. Ade-
más, la encuesta, al estar dirigida al individuo, recoge una
información de carácter sociodemográfico, cuyo uso puede
ser de gran utilidad para la detección de grupos de riesgo
elevado o grupos de interés especial para la intervención,
constituyendo un instrumento de gran utilidad para la plani-
ficación y evaluación de las políticas sanitarias. La encuesta,
además, permite explorar múltiples aspectos relacionados con
el alcohol, como la cantidad y la frecuencia del consumo, los
patrones según tipo de bebida, el lugar de consumo, las ac-
titudes y conocimientos sobre el alcohol y sus consecuen-
cias o los problemas relacionados con el consumo excesivo.
Realizadas de forma periódica, estas encuestas pueden ser
un instrumento de extraordinaria utilidad para la vigilancia y
monitorizacián del consumo de alcohol en la población.
Sin embargo, presentan también importantes limitaciones re-
lacionadas, fundamentalmente, con la metodología. La pro-
pia obtención de muestras representativas.de la población
objeto de estudio, mediante las complicadas técnicas de
muestreo, constituye, en sí misma, un escollo a la realiza-
ción de encuestas, sobre todo cuando el tema objeto de la
investigación puede resultar complejo y comprometido, como
es el consumo de alcohol. Poblaciones marginales o
institucionalizadas, en las que el consumo es elevado, que-
dan frecuentemente excluidas de los marcos muestrales.
Otros problemas derivados del diseño se refieren a la edad
mínima de la población diana sobre la que se va a estudiar el
consumo de alcohol; el límite legal de venta de bebidas alco-
hólicas podría ser una referencia. Sin embargo, el consumo
en los jóvenes es cada vez más frecuente, aunque quizás
sea conveniente abordarlo desde estudios específicos.
La principal dificultad metodológica para la obtención de es-
timaciones válidas del consumo de bebidas alcohólicas en la
población mediante encuestas es la elección de un buen ins-
trumento de medida. Centrándose en el consumo propia-
mente dicho, y dejando aquellos aspectos relacionados con
los conocimientos y actitudes que, aunque de indudable in-
terés, quedan fuera de los objetivos de este artículo, existen
dos grandes métodos para recoger i nformaci ón por
autodeclaración del individuo: o se le pregunta sobre las ca-
racterísticas de su consumo habitual, o se le pide que decla-
re el consumo diario durante un período de tiempo recien-
te
15
. Respecto al primer método, empleado frecuentemente
en estudios americanos, existen diversos instrumentos deri-
vados del que en 1953 describieran Straus y Bacon
16
, con-
sistente en preguntar al encuestado la frecuencia de su con-
sumo y cuánta cantidad de alcohol ingiere en una ocasión
típica. Estos datos, convenientemente tratados, proporcionan
una medida del volumen de alcohol habitualmente consumi-
do. Este tipo de instrumentos de medida, denominados índi-
ces cantidad frecuencia (C/F), informan sobre las dos dimen-
siones del consumo, la frecuencia y la cantidad, cuestión de
extraordinaria importancia si se tiene en cuenta los diferen-
tes correlatos que poseen
17
, siendo necesario tener en cuen-
ta ambas a la hora de estudiar el patrón de consumo. Los
índices C/F constituyen una medida global del consumo del
individuo.
Con el segundo método de autodeclaración del consumo de
alcohol, los encuestados deben ir declarando diariamente su
consumo durante un período de tiempo determinado y con-
creto. Este método, frecuentemente utilizado en estudios eu-
ropeos, puede ser administrado tanto retrospectiva como
prospectivamente. En este último caso, el individuo declara
sus consumos en diferentes momentos durante el período
de tiempo sometido a investigación, mientras que con el re-
trospectivo, la información es obtenida en una única entre-
vista. Este último parece ser más conveniente, ya que, con el
prospectivo, la percepción del individuo de que se le está
registrando el alcohol consumido puede modificar los nive-
les y patrones de su consumo
15,18
.
Tanto un método como otro tienen ventajas y limitaciones.
Así, mientras los índices C/F son poco útiles para reflejar con-
sumos muy irregulares o inusualmente bajos o altos, propor-
cionan estimaciones globales del consumo, aunque exigen
al individuo un esfuerzo de abstracción o generalización en
la declaración de su consumo, condiciones bajo las cuales
parece haber tendencia a la infradeclaración
18
. Los métodos
de registro diario, por su parte, investigan períodos de tiem-
po muy concretos, que pueden ser poco representativos del
consumo habitual del individuo. El aumento del período de
retrospección, que corregiría esta limitación, aumentaría
mucho el sesgo de memoria, disminuyendo la validez de los
resultados. Tiene la ventaja, frente a índice C/F, de propor-
cionar una variable conceptualmente más comprensible (can-
tidad de alcohol consumido en la última semana, por ejem-
plo, frente a cantidad de alcohol habitualmente consumida).
Un aspecto esencial, cualquiera que sea el método utilizado,
es la validez y fiabilidad de dicho instrumento para reflejar el
consumo de alcohol. En general, la mayoría de los estudios
basados en poblaciones de alcohólicos en programas de tra-
tamiento han mostrado un grado satisfactorio de validez
reproductibilidad de los instrumentos de autodeclaración
19
si bien los estudios efectuados en la población general han
mostrado resultados inconsistentes
20
. Se ha afirmado que la
medi ci ón del al cohol por encuesta produce ci erta
infraestimación del nivel de consumo
18,21,22
, opinión que pa-
rece estar bastante generalizada a pesar de que existen tam-
bi én estudi os que detectan el fenómeno contrari o,
sobredeclaración del consumo
23
. Algunas de las razones que
se han dado para explicar dicha infradeclaración han sido
una cierta infrarrepresentación de los bebedores excesivos
en las muestras estudiadas, al excluirse generalmente a las
poblaciones marginales e institucionalizadas
22
, o una
sobrerrepresentación de la población que bebe en el hogar,
donde los consumos parecen ser peor recordados que los
realizados en otros lugares
21
. Otras razones comúnmente alu-
didas han sido el conocido sesgo de memoria y cierta
infradeclaración deliberada. Es necesario cuestionarse, sin
embargo, si la infradeclaración no es producto de la ausen-
cia de un método estándar adecuado, dado que ninguno de
los criterios utilizados como estándares en los diversos tra-
bajos que han realizado contribuciones en este campo, como
la declaración de algún colateral, registros oficiales sobre con-
sumo de alcohol, datos de ventas de bebidas alcohólicas o
tests bioquímicos
24
, pueden ser considerados correctos. Aun-
que se ha afirmado que la concentración sanguínea de alco-
hol sería la medida más adecuada
25
, multitud de factores
externos que influyen en éste y el rápido declive de las con-
centraciones sanguíneas, hacen de este criterio poco ade-
cuado. Esto se complica cuando se estudia a la población
general, en la que la inmensa mayoría de los individuos no
son grandes bebedores y, por tanto, los indicadores
bioquímicos no se correlacionan con la cantidad de alcohol
consumida
22
. Quizá por ello, diversos estudios que han pre-
tendido evaluar la autodeclaración del consumo con medi-
das bioquímicas han arrojado resultados que reflejan una
importante infraestimación de la encuesta
19,24
. Otro estándar
muy utilizado ha sido los datos de ventas, observándose una
infraestimación sistemática del 40 al 60%
11,24
. Esto tampoco
puede ser leído de forma textual, teniendo en cuenta la can-
tidad de limitaciones que tienen los datos secundarios para
estimar, con fiabilidad, consumos cuantitativos de alcohol.
Hay que tener en cuenta, además, que aunque pudiera ha-
ber cierta infraestimación en la cantidad de alcohol consu-
mida, el objetivo principal de la encuesta sería, más que ob-
tener dicha estimación con una gran precisión, clasificar a
547
J. L. GUTIÉRREZ-FISAC.- INDICADORES DE CONSUMO DE ALCOHOL EN ESPAÑA
los individuos dentro de unas categorías de consumo. En este
sentido se ha observado que tanto aquellos individuos que
nunca beben o lo hacen raramente, como aquellos otros que
consumen alcohol de forma excesiva suelen reconocerse
como tales
21
.
Muchos estudios han comparado los dos instrumentos más
frecuentemente utilizados en encuestas sobre consumo de
alcohol, el índice C/F y el diario, obteniendo, en general, bue-
nos índices de fiabilidad
15,18
. La elección de uno u otro de-
penderá de los objetivos del estudio y de la factibilidad de
utilizar el método de registro, sobre todo el de carácter
prospectivo, por sus mayores dificultades para la administra-
ción.
Un aspecto muy importante es el período de retrospección o
de investigación que se utiliza en el cuestionario, que va a
depender de los objetivos y del instrumento utilizado. En ge-
neral, es preferible utilizar períodos largos, con el fin de obte-
ner mejor el perfil de consumo habitual, si bien las estima-
ciones serán menos precisas, debido a la mayor probablidad
de que se produzca el sesgo de recuerdo. Los períodos cor-
tos no reflejan el perfil de consumo del individuo, al ser poco
representativos, y pueden, por tanto, esconder aspectos im-
portantes del patrón de consumo.
Otros indicadores de consumo de alcohol y de problemas
relacionados
Diversas enfermedades y problemas de salud han sido am-
pliamente relacionados con el consumo de bebidas alcohóli-
cas, tanto de forma crónica como aguda, y tanto en relación
a la mortalidad como a la morbilidad
25-31
. El estudio y la
monitorización de la morbimortalidad por estas enfermeda-
des pueden ser vistos como indicadores indirectos del con-
sumo de alcohol en la población y, sobre todo, como
indicadores del impacto que el consumo tiene sobre la salud
de dicha población.
No existen fuentes de información sobre morbilidad útiles
para estimar la morbilidad atribuible al alcohol en la pobla-
ción. La morbilidad hospitalaria, que registra fundamental-
mente frecuentación hospitalaria, presenta dificultades para
estimar frecuencia de enfermedad, condición indispensable
para obtener la proporción de morbilidad atribuible al alco-
hol. Con la utilización de la mortalidad como indicador de
salud, el problema se simplifica relativamente, al existir un
registro exahustivo de las causas de muerte y ser una medi-
da aproximada de la frecuencia de enfermedad. Así, uno de
los indicadores más utilizados del impacto del alcohol sobre
la población es la tasa de mortalidad por cirrosis hepática, si
bien otras muchas enfermedades y problemas de salud se
relacionan con el consumo de alcohol. El estudio del impac-
to del alcohol en la mortalidad por aquellas enfermedades
relacionadas con su consumo presenta, como principal limi-
tación, la falta de un adecuado conocimiento de la verdadera
influencia del consumo de bebidas alcohólicas en la mortali-
dad por esas enfermedades. Las causas de ello son varias:
multitud de problemas de salud relacionados con el alcohol,
variabilidad en la relación dosis-efecto en dichos problemas,
efecto sinérgico de otros agentes, diferencias en la vulnera-
bilidad según el sexo y el patrón de consumo, diversidad de
las unidades empleadas en la medida del alcohol, etc. Así,
por ejemplo, cabe destacar la ausencia de firmeza en la evi-
dencia y magnitud de la asociación causal entre el consumo
de alcohol y diversas enfermedades en los distintos estudios
que se han llevado a cabo. Todo ello dificulta la obtención de
medidas de impacto epidemiológico, como el riesgo atribui-
ble, extraordinariamente útiles en la vigilancia y monitorización
de ciertos problemas de salud pública relacionados con el
alcohol y en la evaluación de los resultados obtenidos en in-
tervenciones sobre el consumo. Fuera de España se han rea-
lizado diversos intentos de estimar la mortalidad atribuible al
alcohol con diversas metodologías que, aunque merecedoras
de ciertas críticas, deben ser consideradas por su posible
utilidad
32
.
Otros indicadores indirectos del problema del consumo de
alcohol en la población son la producción de bebidas alco-
hólicas, cuyo estudio aporta poco respecto al consumo per
cápita desde el punto de vista sanitario -aunque quizá desde
la perspectiva del análisis económico su importancia sea
mayor- o diversos indicadores de gasto y/o consumo de bebi-
das alcohólicas en los hogares, que pueden ser obtenidos de
fuentes como la Encuesta de Presupuestos Familiares
33
o el
Consumo Alimentario en España
34
estudios, ambos, realiza-
dos sobre una muestra de hogares y de carácter no sanitario.
Estos métodos de encuestas a hogares son instrumentos rá-
pidos de estimación del consumo de ciertos alimentos, pero
se refieren únicamente a consumos realizados dentro del
hogar, limitación que en el caso del alcohol puede ser muy
importante, ya que gran cantidad del consumo de bebidas
alcohólicas que se realiza en España se produce fuera del
hogar. Además, constituyen indicadores indirectos, ya que
informan sobre la disponibilidad de bebidas alcohólicas y no
recogen información sobre su consumo
35
.
Situación actual del consurno de alcohol en España
La disponibilidad de bebidas alcohólicas en España es enor-
me. Baste comprobar la situación de la producción de las
mismas y la posición de España en el ámbito internacional:
noveno país productor de cerveza, con 27.314 miles de Hl
en 1990, octavo de bebidas destiladas y tercero de vino, de-
trás de Francia y de Italia, con 40.377 miles de Hl en ese
mismo año. Esta gran producción de alcohol se traduce en
una situación de enorme disponibilidad, que favorece el con-
sumo elevado de alcohol en la población. España es, junto a
Hungría, el cuarto país en consumo de alcohol absoluto (a.a.)
por persona y año, después de Francia, Luxemburgo y Ale-
mania, con 10,8 1 de a.a. por persona en 1990
8
.
Desde 1975, año en que se alcanzó el máximo consumo,
con 14,2 l de a.a. por persona, la tendencia de este indica-
dor ha sido descendente, como puede verse en la figura 1.
Con anterioridad a ese año, el consumo había venido cre-
ciendo de forma ininterrumpida desde el principio de la dé-
cada de los años sesenta. Aproximadamente desde la mitad
de los setenta, se han producido dos fenómenos de gran
importancia en el patrón de consumo. Por un lado, aunque
sigue siendo el vino la bebida más consumida en litros de
alcohol puro, la proporción de vino en el conjunto del alcohol
consumido ha descendido, mientras que la de cerveza ha
aumentado; en la actualidad, esta última es más consumida
que el vino en unidades de volumen bruto. Por otro lado, la
tendencia en el consumo de los distintos tipos de bebida ha
sido bien diferente: mientras que el consumo de cerveza ha
crecido de forma importante, pasando de 15 litros brutos por
persona en 1962 a 72 en 1990 y el de bebidas destiladas se
ha mantenido más o menos constante, el de vino ha descen-
dido desde 1975. Este fenómeno de cambio en la bebida
preferentemente consumida, desde la más tradicional del país
hasta otros tipos, se ha observado también en otros muchos
países de Europa, como Francia, Portugal e Italia, tradicio-
nalmente productores y consumidores de vino, en los que ha
descendido el consumo de vino y ha aumentado el de cerve-
za
36,37
. Este cambio en el patrón de consumo según el tipo de
bebida se ha producido, en España, por la sustitución de
una de ellas, el vino, por la otra, la cerveza, lo que se ha
traducido en un descenso del total de alcohol puro consumi-
do por persona y año. En otros países, el efecto se ha debido
a la incorporación de una de las bebidas al patrón habitual
de consumo, más que a la sustitución de una de ellas por la
otra. Es el caso, por ejemplo, de Suecia, donde el consumo
548
MEDICINA CLÍNICA VOL. 104 NÚM. 14. 1.995
Fig. 2. Tanto por ciento de población que consume alcohol por sexo en
España, 1980-1987.
de cerveza y, sobre todo, el de vino aumentaron mucho, mien-
tras que el de bebidas destiladas, clásicamente consumidas
en ese país, se mantuvo prácticamente constante. La conse-
cuencia de todo ello fue la estabilización del consumo global
de alcohol puro por persona y año en ese país. ¿Cómo es el
consumo en la población? ¿Qué grupo de población consu-
me más alcohol? ¿Cómo se distribuye dicho consumo según
la edad, el sexo, o el nivel de estudios? Todas ellas son pre-
guntas que necesitan de encuestas a la población para ser
respondidas. Los datos aportados por cuatro encuestas que
incluyeron información sobre consumo de alcohol
10,38-40
sir-
ven para evaluar algunos aspectos del consumo de bebidas
alcohólicas en España. El tanto por ciento de población que
consume algún tipo de bebida alcohólica con regularidad ha
aumentado desde 1980, año en el que un 64% de la pobla-
ción adulta declaraba consumir alguna cantidad de alcohol,
hasta 1989, en el que este tanto por ciento era del 70%. Esta
tendencia descendente en el tanto por ciento de abstemios
también se observa en la mayoría de los países de la Europa
Comunitaria
37
. La frecuencia de un consumo considerado
claramente como excesivo (consumo al menos semanal y de
más de 99 ml de a.a. al día) está estabilizado desde el año
1980, afectando, aproximadamente, a un 4% de la pobla-
ción mayor de 15 años.
Por lo que se refiere al sexo, el tanto por ciento de consumi-
dores de alguna cantidad de alcohol es muy superior en los
varones que en las mujeres, aunque la diferente tendencia
está produciendo un efecto de aproximación en los niveles
de consumo de uno y otro sexo. Como puede apreciarse en
la figura 2, el tanto por ciento de consumidoras creció de
forma importante en la primera mitad de los años ochenta,
aumentando, durante este período, en casi un 10% el por-
centaje de mujeres que consumían alguna cantidad de alco-
hol. Desde 1985, tanto en varones como en mujeres, la ten-
dencia está estabilizada, si bien el tanto por ciento de consu-
midores es muy superior en el sexo masculino (un 81% en
varones frente a un 59% en mujeres de 1989). El consumo
excesivo también afecta con mayor frecuencia a los varones:
mientras que el 7,3% de ellos declararon beber de forma
excesiva en 1987, entre las mujeres este tanto por ciento fue
del 0,6%.
En todas las encuestas de que se dispone, el nivel o propor-
ción de consumidores de cualquier cantidad de alcohol dis-
minuye con la edad. En una inspección a los datos para 1980
y 1987, reflejados en la figura 3, se observa que se ha produ-
cido un aumento en el tanto por ciento de consumidores en
todos los grupos de edad, siendo el incremento de mayor
magnitud en los individuos de 35 a 64 años. Igualmente,
puede observarse la gran proporción de individuos jóvenes
(16 a 24 años) que declaran consumir alcohol, tanto en uno
como en otro sexo. Respecto al consumo excesivo, las mayo-
res prevalencias se dieron entre los individuos de 25 y 54
años, con tantos por ciento cercanos al 10% en 1987. Entre
las mujeres, sin embargo, los mayores tantos por ciento se
observaron entre las edades más jóvenes, disminuyendo la
frecuencia al aumentar la edad. Un aspecto a vigilar en el
futuro es si estas cohortes de jóvenes con una alta frecuen-
cia en el consumo y con consumos excesivos, sobre todo en
las mujeres, van a suponer un mayor índice de problemas
relacionados con el alcohol a edades avanzadas o, por el
contrario, se trata de un efecto edad puro, sin efecto cohorte,
en cuyo caso se mantendrían las mayores tasas de consumo
en los jóvenes en los próximos años.
Finalmente, como se aprecia en la figura 4, la frecuencia del
consumo de bebidas alcohólicas según el nivel de estudios
es diferente en uno y otro sexo; mientras que en las mujeres
la mayor proporción de consumidoras se observa entre los
niveles altos de estudio, entre los varones se observa el efec-
to contrario, mayores prevalencias en los niveles bajos de
educación. Respecto al consumo excesivo, la frecuencia es
mayor entre los menores niveles educacionales en los varo-
nes, mientras que entre las mujeres, las que tienen estudios
de bachillerato son las más afectadas por el consumo exce-
sivo. El estudio de la tendencia en el consumo de alcohol
según nivel socioeconómico es difícil, al carecerse de una
mínima homogeneidad en las variables utilizadas, por las di-
ferentes encuestas, para clasificar a los individuos según su
categoría socieconómica.
Algunas conclusiones
A la vista de lo expuesto anteriormente se pueden obtener
algunas conclusiones relativas a la situación del consumo de
Fig. 1. Consumo per cápita de alcohol en España, 1962-1990.
549
J. L. GUTIÉRREZ-FISAC.- INDICADORES DE CONSUMO DE ALCOHOL EN ESPAÑA
Fig. 4. Tanto por ciento de población que consume alcohol por nivel de
estudios en España en 1987; *ajustado por edad.
muestrales de las encuestas sobre consumo de alcohol en
población general, y cuya importancia para la evaluación del
problema del consumo en la población está fuera de toda
duda. Dadas las características del consumo en estos gru-
pos de población -consumos muy irregulares, poco frecuen-
tes y en cantidades importantes- quizá la mejor forma de
obtener información en ellos sea mediante estudios específi-
cos, más que integrarlos en los estudios sobre población ge-
neral.
Finalmente, como se desprende de los indicadores examina-
dos en ester artículo, algunos de los hechos que configuran
la situación actual del consumo de bebidas alcohólicas en
España son los siguientes: 1) el consumo per cápita de alco-
hol está disminuyendo en España desde el final de la década
de los setenta; 2) la importancia relativa del tipo de bebida
en el total de alcohol consumido está cambiando, con au-
mento de la cerveza y disminución del vino, aunque éste
sigue siendo la bebida más consumida en litros de alcohol
puro; 3) en 1989, el 70% de la población declaró consumir
alguna cantidad de alcohol, tanto por ciento que ha venido
aumentando desde 1980; 4) el 4% de la población se decla-
ra consumidora excesiva de alcohol, tanto por ciento que está
estabilizado desde 1980; 5) si bien el tanto por ciento de
bebedores es superior en los varones, la tendencia ha sido
más creciente en las mujeres; 6) las mayores prevalencias
del consumo se observan en los grupos de edad más jóve-
nes (16 a 24 años), y existe una tendencia creciente en to-
dos los grupos de edad desde 1980, y 7) entre los varones, la
mayor frecuencia de consumo se produce en los niveles de
estudios más bajos, mientras que entre las mujeres ocurre lo
contrario, mayores frecuencias en las de mayor nivel educa-
cional.
Agradeci mi ento Agradeci mi ento Agradeci mi ento Agradeci mi ento Agradeci mi ento
A Enrique Regidor, Carmen Rodríguez y Paloma Ortiz, cuyos comen-
tarios y sugerencias realizadas a versiones anteriores de este manus-
crito han sido de gran utilidad.
REFERENCI AS BI BLI OGRÁFI CAS REFERENCI AS BI BLI OGRÁFI CAS REFERENCI AS BI BLI OGRÁFI CAS REFERENCI AS BI BLI OGRÁFI CAS REFERENCI AS BI BLI OGRÁFI CAS
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Fig. 3. Tanto por ciento de población que consume alcohol por edad en
España, 1980 y 1987.
alcohol en España y a las posibilidades de estudio. Así, sería
conveniente sistematizar, a nivel nacional, algunos aspectos
necesarios para la vigilancia y monitorización del consumo
de alcohol en población general, como la realización de en-
cuestas poblacionales periódicas con una mínima homoge-
neidad del instrumento de medida del consumo. Por otra
parte, es necesario incluir entre los indicadores de situación
del consumo de alcohol, estimaciones de la morbimortalidad
atribuible al consumo de bebidas alcohólicas, para lo cual se
debe definir el conjunto de enfermedades y las causas de
muerte relacionadas con el alcohol, así como establecer la
magnitud del efecto que el alcohol tiene sobre las mismas;
todo ello permitiría completar la vigilancia del consumo de
alcohol con el seguimiento de su impacto sanitario.
Otro aspecto importante es el consumo de alcohol en jóve-
nes y adolescentes, generalmente fuera de los marcos
550
MEDICINA CLÍNICA VOL. 104 NÚM. 14. 1.995
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