Abogados

Published on January 2017 | Categories: Documents | Downloads: 52 | Comments: 0 | Views: 483
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ABOGADOS!!!!

1. Nada de esperar mirando las musarañas a que
llegue el cliente
En un mundo competitivo, la especialización y la selección darwiniana justifican
estudiar y estar al día. Hay que especializarse y disciplinarse para conocer el
derecho vigente y la última jurisprudencia. Preparar el caso concreto está muy
bien pero mejor está forjarse un poso de conocimiento general que proporcione
esa valiosa herramienta que es la intuición jurídica.
Hay crisis pero no es buena idea flotar en el naufragio en medio del océano
contando las horas. Me viene a la mente la conocida fábula de las
moscas: «Erase una vez dos moscas que se posaron en la leche de un caldero.
Una de ellas, la más fuerte, comprendió que sus patas se hundían en el líquido y
no podría salir y se abandonó a su mala suerte. La otra, más tenaz, decidió
mover sus alas y patas rápidamente hasta que se formo una capa de nata que le
permitió un punto de apoyo sólido desde el que moviendo las alas pudo pudo
salir volando».

2. Lealtad con el cliente
El abogado no es un buitre carroñero ante el cliente sino un águila imperial que
luchará por los polluelos. Hay que decir la verdad al cliente y saber decirla:
más vale una vez rojo que ciento colorado. Además, si se hacen escritos bien está
mandarle copia al cliente. No importa que no entienda la jerga forense, porque lo
que entenderá es que su abogado está trabajando en su caso.
También hay que frenar la voracidad del cliente y pedir lo razonable. Aquello de
pedir mucho para que te den menos, o de construir la demanda con «ruido y
furia» hay que dejarlo para las demostraciones cinematográficas de poder de
King-kong, golpeándose el pecho.

La razón puede perderse si se reclama un disparate.

3. Saber escuchar al cliente antes de hablar
Cuando se recibe al cliente a quemarropa, hay que tener presente el consejo dado
por John Wayne para los jóvenes actores: «Habla bajo, habla despacio y no digas
demasiado».

4. Jamás digas al cliente que el pleito está ganado
O que la sentencia se dictará en unas fechas aproximadas. Son variables difíciles
de controlar y todo pronóstico fallido resta credibilidad al profeta. Las buenas
noticias se dan cuando llegan.

5. Valentía al encarar un pleito
Todo está en los libros. Todo puede estudiarse y defenderse, pero eso sí, con
esfuerzo e incluso en expresión de Churchill, con «sangre, sudor y lágrimas».
Cortar y pegar está bien, pero mejor es leer y estudiar el caso. Siempre se
descubren ángulos y perspectivas nuevos.
Por supuesto, no asustarse por el adversario: David vence a Goliat más de lo que
creemos.
Y si es una apelación nada de repetir la demanda: hay que tomarse el tiempo
para justificar la apelación en términos sucintos, claros y realmente críticos.

6. Mantener la coherencia entre los escritos
procesales
En lo contencioso-administrativo se impone una atenta labor de cotejo entre
solicitud administrativa, reclamación o recurso, demanda y escrito de
conclusiones, para evitar la condena de «desviación procesal».

7. No todo es «pescar» jurisprudencia en la vida
Muchos abogados se dedican a bucear hasta encontrar el caso lo más parecido
posible al planteado y entonces a utilizarlo de pilar argumental. A veces no hay
jurisprudencia aplicable o si la hay, la misma está superada o en trance de ser
cuestionada. Más importante que la sentencia citada es la argumentación que
la explica y extrae su fruto. Además, si se busca jurisprudencia hay que pescar
en todas las aguas: en la jurisprudencia menor, en la constitucional, en los
dictámenes o incluso en jurisprudencia de otros órdenes jurisdiccionales pues a
veces hay soluciones comunes para disciplinas diferentes.

8. Formarse en las disciplinas transversales
El Derecho es un universo y bastante es conocer algunas esquinas y vericuetos.
Una gran disciplina muy olvidada es el Derecho Procesal y es tremendamente
útil. El mejor cirujano de corazón del mundo fracasará si no sabe como leer un
historial clínico, cómo esterilizar, quién debe acompañarle en su operación, los
tiempos de ejecución, si no conoce los efectos de la anestesia o el protocolo de
atención al paciente. Un incidente, trámite o argucia procesal puede hacer ganar
un pleito «perdido» o perder un pleito «ganado».

9. Las demandas, contestaciones o recursos deben
ser breves
Aquí el tamaño no importa. No son tesis doctorales ni tampoco deben emular a
Proust:los jueces no están para magdalenas.

10. Hay que estructurar, ordenar y rotular los
alegatos (escritos o verbales)

Cuando se escriben unas alegaciones o cuando se expone un alegato verbal hay
que estructurarlo, ordenarlo y con rótulos. Los puzzles, rayuelas y desorden
están bien para el cine independiente pero no para la vida real. Si algo (un
argumento y la tesis consiguiente) no puede resumirse en un rótulo de tres líneas,
mejor no decirlo.

11. Nada de mandar escritos «en caliente»
Un escrito de alegatos no es una pizza sino un delicatessen y para eso hay que
tomarse tiempo y si es posible, consultarlo con la almohada. Es increíble como
varía la perspectiva e impresión de un mismo escrito cuando es releído por
su autor veinticuatro horas después. Solo puede mejorar.

12. Humildad
Hay que barajar la posibilidad de que estemos equivocados y que el enfoque sea
incorrecto o manifiestamente mejorable. Nada mejor que contrastar el asunto
con un colega. El distanciamiento enriquece.

13. Cuidar la sintaxis y el léxico
Precisión y frases cortas. Resulta contraproducente un mensaje mal escrito, con
erratas, errores o indigerible. Es cierto que las sentencias suelen ser un ejemplo
de literatura plúmbea con ecos del Ulises de Joyce pero no por ello el abogado
debe incurrir en el vicio que critica.

14. Nada de aluvión de sentencias, citas
jurisprudenciales enormes y reiteradas
Pocas sentencias y citadas en extracto: solo el fruto interesa. Un pleito se gana
como se amarra un novillo en un rodeo: rapidez y precisión. Y por supuesto,
procurar no fundamentar toda una demanda en artículos de la Constitución. Se
necesitan algo más que los diez mandamientos para demostrar que se tienen
méritos para ir al cielo o para no ser condenado.

15. No despreciar nunca los hechos
Contrariamente a lo que se piensa la inmensa mayoría de los pleitos son
controversias sobre premisas de hecho, hay que tener presentes las cargas de
prueba y principios de utilidad y pertinencia.

16. Poca calderilla
Latinajos pocos pero bien administrados. Citas de doctrina y autoridades menos
todavía.

17. No abandones el pleito a su suerte tras las
alegaciones o conclusiones
Entre el vencimiento del pleito y la sentencia suele haber un dilatadísimo lapso
temporal en el cual puede haberse dictado una sentencia o aprobado una norma
favorable a la tesis sostenida en el pleito, y siempre puede y debe aportarse antes
de dictarse sentencia.

18. Recursos, protestas y pataletas, las justas
Hay que librar las batallas procesales que puedan ganarse y no enzarzarse en
cuestiones menores o colaterales.

19. Elegancia y respeto hacia el juez y los abogados
contrarios
Trata al abogado contrario como te gustaría que te tratasen. Nada añade la
algarada ni el ataque personal, y puede ser factor decisivo de la imposición de
unas costas o de una sentencia dura.

20. Exigir al cliente la provisión de fondos o anticipo
Y por supuesto, si estamos dispuestos a llevar el litigio como si fuera cosa propia,
cumpliendo esas reglas, estaremos en condiciones morales de exigir al cliente la

provisión de fondos o anticipo. Sin complejos. Si no lo entiende, no será un
buen cliente.

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