Austin

Era mi primer día de clases me sentía nervioso no conocía a nadie en esta
extraña ciudad, me despedí de mi madre la cual amablemente como si de un
niño pequeño se tratara me llevo a al principio del fin, o bueno así veía el
último año de secundaria, al ver ese edificio tan cuadrado y hermética me
hacía sentir que estaba entrado en una prisión cada musculo de mi cuerpo
gritaba ¡huye! Aunque mi mente a pocos segundos de obedecer a mi cuerpo
fue rápidamente intrigada al divisar un bosque cercano al colegio, el cual fue
como ver mi propio santuario, entre y con una clásica y despectiva mirada me
recibieron los alumnos regulares, haciéndome sentir que mi 1,68 de altura y mi
piel canela ya no me hicieran lo suficientemente raro entre gente que parecía
papel andante. Llegue al salón 24-A respire profundo y cruce la puerta, el mar
de palabras que parecía un pequeño charco a lo lejos ahora un fuerte tifón de
habladurías y chisme que sofocaban mis oídos al divisar un asiento en una
esquina fui como si fuera el ultimo asiento de este planeta, al sentir el duro
contacto de la silla plástica en mi espalda baja la calma recorrió mi cuerpo , de
pronto el tifón se volvió desierto con la entrada del profesor de matemática o
literatura , en realidad ni había revisado que materia era esta solo era
consciente de que era en este salón, a diferencia de mi o más por contrario a
mí el profesor era un hombre adulto de más o menos 1,80 , blanco de pelo
castaño y ojos verdes que parecían de serpientes que poco a poco re robaba tu
aliento al verlo y un cuerpo atlético que lo hacía pasar por todo menos
desapercibido.
Mientras el profesor se acercaba a su escritorio tomo una carpeta en donde en
un acto de tres segundos la repaso de arriba y dijo con voz sarcástica.
-

Tenemos un alumno nuevo.

Las miradas más que curiosas se clavaron en mí como si se tratara de un
conejo entre lobos, y casi al instante el profesor pidió que me levantara me
presentara, bueno lo normal para cualquier nuevo, novato, novicio. Con el
sudor frio bajando por mis manos y la garganta echa nada me levante.
-

Hola, mi nombre es eustace romanov.

Las miradas que antes se clavaron en mí ahora hacían como si un fantasma
hubiera hablado, transcurrido ese microsegundo de fama, pase un día
cualquiera de clases, tratando de atender a clases pero en educación física no
pude dejar de notar que la escuela tenía un equipo de lucha y que eran muy
aclamados por todos aun que al ver al equipo me llamo mucho la atención un
cartel que decía que buscaban nuevos integrantes. En mi vieja escuela se
practicaba judo no era de los mejores pero podía defenderme.
Pasaron semanas sin que algo además de la ya pronta prueba llamara mi
atención, llegue enérgico, algo muy raro en mí y al ver el grupo de gente que
quería participar me puse algo nervioso muchos chicos que en su mayoría o
totalidad más alto s que yo por más de 10 cm estirando esculturales cuerpos
que me hacían parecer bulímico, al momento que pensé en uir el entrenador
casi que en tono de regaño grito.

-

¡Romanov! llegas tarde ven al centro.

Ya dentro del circulo de lucha el directo llamo a otro de los aspirantes, un chico
llamado Austin blanco pelo negro y ojos azules. Ya en el centro nos explicaron
que verían quien podía someter al otro con mayor rapidez, al escuchar esto mi
mente por alguna razón se distrajo y despertó con el grito de COMIENZEN del
entrenador. Por más que trataba no podía esquivar los agarres de Austin el cual
parecía jugar con mi mente manipulaba mi cuerpo como si fuera de su
propiedad, en un brusco y repentino movimiento me sujeto de la pierna
lanzándome contundentemente al piso y aplicando una llave me dejaba
inmovilizado no sabía que era lo que más retenía mi cuerpo la notoria fuerza de
Austin o la extraña calma que sentía al tenerlo tan cerca, pero de momento
tuve que golpear el suelo para rendirme y dejar ese micro paraíso. Al caer en
cuenta de que el contacto o se periodo me fije en la mano estirada de Austin
que me ofrecía ayuda para levantarme aunque su cálida sonrisa hacia que mis
piernas se volvieran poco a poco más débiles. Desde ese momento se me hacía
más agradable los días en la cárcel, no logre entrar al equipo pero ise un amigo
que aunque el no lo supiera hacía de un paraíso mis días , además de
defenderme de la gente abusiva Austin era un erudito ya que con su temprana
edad era muy versátil ya fuera deportes ciencias o artes, lo extraño era que
siempre Austin tomaba un camino abandonado al salir de la escuela en donde
nadie la hacía y el al parecer rechazaba compañía.
Poco a poco mi mente árida como el infierno por querer saber a qué mundo u
hogar se adentraba Austin al salir de clases , sin pensarlo dos veces decido
después de clases seguirle y ver a donde se dirigía , lo seguí como a 40 metros
de distancia ocultándome de su lasciva vista , cuando al llegar a una casa
abandonada su presencias desapareció.