Novena a San José

Published on January 2017 | Categories: Documents | Downloads: 31 | Comments: 0 | Views: 115
of 10
Download PDF   Embed   Report

Comments

Content

NOVENA A SAN JOSÉ
Por la señal, de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Nuestro. En el nombre del
Padre, del hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oración para empezar todos los días
Oh gloriosísimo Padre de Jesús, Esposo de María. Patriarca y Protector de la Santa Iglesia, a quien
el Padre Eterno confió el cuidado de gobernar, regir y defender en la tierra la Sagrada Familia;
protégenos también a nosotros, que pertenecemos, como fieles católicos. a la santa familia de tu
Hijo que es la Iglesia, y alcánzanos los bienes necesarios de esta vida, y sobre todo los auxilios
espirituales para la vida eterna. Alcánzanos especialmente estas tres gracias, la de no cometer
jamás ningún pecado mortal, principalmente contra la castidad; la de un sincero amor y devoción
a Jesús y María, y la de una buena muerte, recibiendo bien los últimos Sacramentos. Concédenos
además la gracia especial que te pedimos cada uno en esta novena.
Pídase con fervor y confianza la gracia que se desea obtener.
Oración del día correspondiente
Día primero
Oh benignísimo Jesús así como consolaste a tu padre amado en las perplejidades e incertidumbres
que tuvo, dudando si abandonar a tu Santísima Madre su esposa, así te suplicamos humildemente
por intercesión de San José nos concedas mucha prudencia y acierto en todos los casos dudosos y
angustias de nuestra vida, para que siempre acertemos con tu santísima voluntad.
Oración final para todos los días
Oh custodio y padre de Vírgenes San José a cuya fiel custodia fueron encomendadas la misma
inocencia de Cristo Jesús y la Virgen de las vírgenes María; por estas dos queridísimas prendas
Jesús y María, te ruego y suplico me alcances, que preservado yo de toda impureza, sirva siempre
castísimamente con alma limpia, corazón puro y cuerpo casto a Jesús y a María. Amén.
Jesús José y María
Os doy mi corazón y el alma mía
Jesús, José y María
Asistidme en mi última agonía.
Jesús, José y María
Con Vos descanse en paz el alma mía.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria

Antífona
Tenía el mismo Jesús, al empezar su vida pública, cerca de treinta años, hijo, según se pensaba de
José.
V. San José, ruega por nosotros.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.
Oración
Oh Dios que con inefable providencia te dignaste escoger al bienaventurado José por Esposo de tu
Madre Santísima; concédenos que, pues le veneramos como protector en la tierra, merezcamos
tenerle como protector en los cielos. Oh Dios que vives y reinas en los siglos de los siglos. Amén.

Día segundo
Oh benignísimo Jesús, así como consolaste a tu padre amado en la pobreza y desamparo de Belén,
con tu nacimiento, y con los cánticos de los Angeles y visitas de los pastores, así también te
suplicamos humildemente por intercesión de San José, que nos concedas llevar con paciencia
nuestra pobreza y desamparo en esta vida, y que alegres nuestro espíritu con tu presencia y tu
gracia, y la esperanza de la gloria.

Día tercero
Oh benignísimo Jesús, así como consolaste a tu amado padre en el doloroso misterio de la
Circuncisión, recibiendo de él el dulce nombre de Jesús, así te suplicamos humildemente, por
intercesión de San José, nos concedas pronunciar siempre con amor y respeto tu santísimo
nombre, llevarlo en el corazón, honrarlo en la vida, y profesar con obras y palabras que tú fuiste
nuestro Salvador y Jesús.

Día cuarto
Oh benignísimo Jesús, así como consolaste a tu padre amado de la pena que le causó la profecía
de Simeón, mostrándole el innumerable coro de los Santos, así te suplicamos humildemente, por
intercesión de San José que nos concedas la gracia de ser de aquellos para quienes tu sirves, no de
ruina, sino de resurrección, y que correspondamos fielmente a tu gracia para que vayamos a tu
gloria.

Día quinto
Oh benignísimo Jesús, así como tu amado padre te condujo de Belén a Egipto para librarte del
tirano Herodes, así te suplicamos humildemente, por intercesión de San José, que nos libres de los
que quieren dañar nuestras almas o nuestros cuerpos, nos des fortaleza y salvación en nuestras
persecuciones, y en medio del destierro de esta vida nos protejas hasta que volemos a la patria.

Día sexto
Oh benignísimo Jesús así como tu padre amado te sustentó en Nazaret, y en cambio tú le
premiaste en tu santísima compañía tantos años, con tu doctrina y tu dulce conversación, así te
rogamos humildemente, por intercesión de San José nos concedas el sustento espiritual de tu
gracia, y de tu santa comunión, y que vivamos santa y modestamente, como tú en Nazaret.

Día séptimo
Oh benignísimo Jesús, así como por seguir la voluntad de tu padre celestial permitiste que tu
amado padre en la tierra padeciese el. vehementísimo dolor de perderte para tres días, así te
suplicamos humildemente, por intercesión de San José, que antes queramos perder todas las
cosas y disgustar a cualquier amigo, que dejar de hacer tu voluntad; que jamás te perdamos a ti
por el pecado mortal, o que si por desgracia te perdiésemos te hallemos mediante una buena
confesión.

Día octavo
Oh benignísimo Jesús, que en la hora de su muerte consolaste a tu glorioso padre, asistiendo
juntamente con tu Madre su esposa a su última agonía, te suplicamos humildemente, por
intercesión de San José, que nos concedas una muerte semejante a la suya asistido de tu bondad,
de tu Santísima Madre y del mismo glorioso Patriarca protector de los moribundos, pronunciando
al morir vuestros santísimos nombres, Jesús, María y José.

Día noveno
Oh benignísimo Jesús, así como has elegido por medio de tu Vicario en la tierra a tu amado padre
para protector de tu Santa Iglesia Católica, así te suplicamos humildemente por intercesión de San
José, nos concedas el que seamos verdaderos y sinceros católicos, que profesemos sin error la fe
católica, que vivamos sin miedo una vida digna de la fe que profesamos, y que jamás puedan los

enemigos ni aterrarnos con persecuciones, ni con engaños seducirnos y apartamos de la única y
verdadera religión que es la Católica.

MEDITACIONES:
Novena a San José: Día primero
MONICIÓN INTRODUCTORIA A LA NOVENA
«Desde los primeros siglos, los Padres de la Iglesia, inspirándose en el Evangelio, han subrayado
que San José, al igual que cuidó amorosamente de María y se dedicó con gozoso empeño a la
educación de Jesucristo, también custodia y protege su cuerpo místico, la Iglesia, de la que la
Virgen Santa es figura y modelo» (RC, 1).
Animados con esta seguridad, queremos estos días recurrir a San José con profunda devoción,
tanto para invocar confiados su intercesión por nuestras necesidades materiales como para crecer
en las virtudes que él nos enseña.
ORACIÓN INICIAL
San José, casto esposo de la Virgen María, animados por la confianza que nos da el saber que tú
velas por las necesidades de la Iglesia de tu Hijo acudimos a ti, suplicándote de corazón que
atiendas a los ruegos que en esta novena te dirigimos e intercedas para que el Señor nos conceda
el don de ser siempre fieles y nos obtengas los bienes materiales necesarios para la mejora y
buena marcha de nuestra comunidad.
MEDITACIÓN
SAN JOSÉ: UN HOMBRE DE FE EJEMPLAR
«Despertado José del sueño, hizo como el Angel del Señor le había mandado» (Mt 1,24)
San José es un hombre de fe profunda e intensa. No sólo con la fe en la mente, que cree en Dios,
sino con una fe perfeccionada por el amor, con una fe completa, integral.
San José aparece ante el creyente como un modelo de fe y de plena apertura a esa fe. Esa es una
de las grandes lecciones de su vida y su acción.
Todas las referencias escriturísticas nos llevan a constatar el ambiente de fe en que se desarrolla la
vida de San José y que él tan magníficamente expresa. En él se ve cómo abierto al Plan de Dios,
aún no conociendo los misterios de Dios responde con toda firmeza y con toda radicalidad
adhiriéndose a los misterios a él revelados, y actúa coherentemente según lo que le es
manifestado. Obviamente no comprende bien los misterios pero asiente confiadamente y
responde con toda generosidad a la intervención providencial de Dios, cooperando con todo su
ser, como le es solicitado.

Su respuesta es generosa, radical, amplia. Toda su conducta se funda en la fe, y en ella, como en
un crisol, se purifica y perfecciona su naturaleza humana. San José responde al don de la fe
cooperando con la gracia recibida y andando ejemplarmente por sendero de fe.
Padre Nuestro, 10 Ave Marías, Gloria
ORACIÓN FINAL
José de Nazaret, justo Custodio del Señor Jesús: tú nos enseñas y nos alientas con tu ejemplo a
cooperar intensamente con la gracia de Dios, dándonos en todo al cumplimiento del Plan divino,
acogiendo al Señor Jesús en el hogar de nuestra mismidad, brindándole el lugar central de nuestra
mente, ofreciéndole el abrigo de nuestro corazón y el alimento de nuestras acciones.
Te pedimos intercedas por nosotros ante el Señor y nos obtengas la gracia abundante para poder
responder con máxima fidelidad a nuestra vocación.
Asimismo te pedimos veles por nuestras necesidades actuales y nos ayudes a obtener los bienes
materiales necesarios para ..
Que así sea. Amén.
CANTO u ORACIÓN A SAN JOSÉ
D: San José, casto esposo de la Virgen María,
R: Ruega por nosotros.
+ En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Novena a San José: Día segundo
MEDITACIÓN
SAN JOSÉ: MODELO EJEMPLAR DE SILENCIO ACTIVO
«Después que ellos se retiraron, el Angel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo:
"Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga.
Porque Herodes va a buscar al niño para matarle". El se levantó, tomó de noche al niño y a su
madre, y se retiró a Egipto» (Mt 2,13-14)
Hay un «clima de silencio -dice Juan Pablo II- que acompaña todo lo relacionado con la figura de
José. Pero es un silencio que descubre de modo especial el perfil interior de esta figura. Los
Evangelios hablan exclusivamente de lo que José "hizo"; sin embargo permiten descubrir sus
"acciones" -ocultas por el silencio- un clima de profunda contemplación» (RC,25).

Y efectivamente, todos los pasajes sobre San José lo muestran en silencio. Escucha, acoge y hace.
El suyo es un silencio eminentemente activo que muestra una extraordinaria posesión y señorío de
sí.
La maestría personal parece en él claramente encuadrada y referida al Plan de Dios. En él se da la
unidad de quien, contemplando lo esencial, no se queda pasmado o ensimismado, sino al mismo
tiempo es capaz de darse, como libre cooperador de la misión que Dios le encomienda, a un
servicio, pronto y extraordinariamente eficaz al Plan de Dios.
¡Qué enseñanza tan clara para la propia vida cristiana! ¡Que testimonio tan alentador sobre la vital
importancia del silencio!
Padre Nuestro, 10 Ave Marías, Gloria
Novena a San José: Día tercero
MEDITACIÓN
SAN JOSÉ: NO HACE JUICIOS TEMERARIOS
«La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y,
antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido
José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió separarse en secreto.» (Mt 1,1821).
Si bien puede no comprender lo que pasa o, según el caso, no comprender bien todo el alcance de
lo que está pasando, no se nos presenta al Santo Custodio como devorado por juicios temerarios.
Qué fácil hubiera resultado que ante un hecho tan fuera de lo común, tan singular, se despertara
la sospecha, y más aún, se despertara el juicio inculpatorio. La reacción de San José es de
indecisión, desconcierto, incluso escrúpulo ante el misterio, pero no juicio inculpatorio. Tal era su
confianza en María que creía totalmente en su integridad.
San José no juzga, sino que busca «una salida a aquella situación tan difícil para él». Una salida, sí,
pero no a costa de María -ni de su dignidad como persona, ni de su honra, ni de su fama-, ni
tampoco a costa de su propia integridad. Una salida justa que implica prudencia en el juicio,
objetividad, y no la fácil salida de destruir la confianza ante una aparente situación con
despreocupación por la verdad íntegra y la fácil pérdida ajena.
San José es pues un ejemplo vivo del respeto a la persona, a la honra ajena, a lo que hoy se llama
"derecho a la propia imagen".
Padre Nuestro, 10 Ave Marías, Gloria
Novena a San José: Día cuarto
MEDITACIÓN

SAN JOSÉ: MODELO DE PUREZA Y CONTINENCIA PERFECTA
«Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a
una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era
María.» (Lc 1,26-27)
«María respondió al ángel: "¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?"» (Lc 1,34)
El Papa Pablo VI considera a José en su calidad de esposo como aquél que responde al designio
divino «aceptando de la familia su condición propia, su responsabilidad y peso, y renunciando, por
un amor virginal incomparable, al natural amor conyugal que la constituye y alimenta». Esta
vocación tan singular de San José es la que lo hace aparecer en las imágenes con una espiga de
blancos lirios o flores de malva real en la mano, que entre nosotros mejor y popularmente se
conoce como la fraganciosa "varita de San José", símbolo de la pureza.
San José hizo de su propia virtud de castidad perfecta una custodia permanente del tesoro de la
virginidad de aquella que siendo Virgen había sido hecha Madre por obra del Espíritu Divino,
haciendo de puerta virginal para la entrada del Verbo Eterno hecho hombre en la historia humana.
La elocuencia de San José adornado con tan perfecta pureza nos invita a hacer propios esos lirios,
custodiando firmemente nuestra castidad en medio de un mundo que erotiza cuanto puede, al
tiempo que bombardea infatigable, a través de los medios de comunicación social, las mentes y los
corazones con ese mensaje de erotismo. La pureza de San José nos alienta a crecer día a día en el
amor y ejercicio de esta virtud.
Padre Nuestro, 10 Ave Marías, Gloria
Novena a San José: Día quinto
MEDITACIÓN
SAN JOSÉ: MODELO DE AUTÉNTICA PATERNIDAD
«Tenía Jesús, al comenzar, unos treinta años, y era según se creía hijo de José» (Lc 3,23)
San José sabe que el ser humano que está en el seno de María no ha sido fruto suyo, sino que es
obra de Dios. Esta situación es la que da pie a su indecisión y hasta escrúpulo ante el misterio: él
resuelve hacerse a un lado, separarse en secreto de María.
Mas el ángel le indica que no tenga miedo alguno de acoger a María en su casa, y más aún le
señala que ha de poner el nombre al niño por nacer, dándosele con ello, según la costumbre judía,
la responsabilidad paterna. Los alcances de esta paternidad son muy significativos, aunque
también complejos. Baste decir que José es designado como padre putativo, que quiere decir que
es considerado o tenido por padre, no siéndolo según la carne sino por la caridad, como dice San
Agustín. Es decir que realmente asume la responsabilidad de padre.

El Papa León XIII, pone de relieve que «José se convirtió en el custodio legal, administrador y
defensor de la Sagrada Familia que estaba bajo su tutela. Y durante toda su vida cumplió
plenamente con esas responsabilidades y deberes» (Quamquam pluries, 3). La paternidad de José
ejercida defendiendo la vida de María y de su Hijo, así como manteniendo el hogar de Nazaret con
su trabajo de carpintero, constituye una manifestación de lo que conocemos como la Familia de
Nazaret y que es un horizonte ejemplar de hogar para iluminar a las familias de hoy.
Padre Nuestro, 10 Ave Marías, Gloria
Novena a San José: Día sexto
MEDITACIÓN
SAN JOSÉ: MODELO DE PLENA DISPONIBILIDAD
«Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado» (Mt 1,24).
Vemos en San José a una persona totalmente generosa y disponible. El Papa Juan Pablo II señala
que con sus actos San José va «demostrando de tal modo una disponibilidad de voluntad» que no
vacila en calificarla el Santo Padre como «semejante a la de María» (RC,3). En verdad edifica
inmensamente su prontitud en la respuesta. Tan pronto escucha al ángel reacciona
magnánimamente respondiendo a lo que le es señalado. Su disponibilidad es plena y total.
Libre de todo cuanto pudiera atarlo o limitarlo, el Santo Custodio está siempre dispuesto para
darse con toda celeridad y santa eficacia al cumplimiento del designio divino. Su vocación a la
plena disponibilidad se concreta ejemplarmente en su vida y en su acción junto al Señor Jesús, y a
Santa María. Su plena disponibilidad resalta nítidamente en las características con las que
responde a las situaciones que se presentan en el cumplimiento de la misión a la que ha sido
convocado al servicio del Plan de Dios. Su total consagración a su misión se alza como ejemplo
para cuantos están llamados a cooperar con el divino Plan en una vocación de plena
disponibilidad.
Padre Nuestro, 10 Ave Marías, Gloria
Novena a San José: Día séptimo
MEDITACIÓN
SAN JOSÉ: MODELO DE OBEDIENCIA PARADIGMÁTICA
«Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado»(Mt 1,24)
La obediencia de San José es paradigmática, ejemplar, digna de imitación, modelo para todo aquél
que quiere seguir al Señor. Como el "Hágase", el Guénoito, el Fíat de María, San José claramente
evidencia con sus actos acoger todo lo que Dios le manifiesta como su designio. Justamente, luego
del "Sí" de María en la Anunciación-Encarnación, tenemos a San José como el primero, que a

semejanza de María, da su propio "Sí" al divino Plan. Esa obediencia, que además tiene un rasgo
de prontitud, de inmediatez, se extiende a todo el Plan de Dios para la persona concreta.
La paradigmática respuesta de San José, queda como un horizonte para todo cristiano,
independientemente de su estado y vocación. Es la apertura al designio divino, haciendo propio
cuanto Dios muestra como intención suya, tanto en la adhesión a la fe de la Iglesia y cuanto ella
pide, y a las concreciones del designio divino en la situación particular de cada cual siempre en
vista al horizonte de plenitud hacia el que debe avanzar todo ser humano, cooperando con la
gracia, es decir, es una apertura a la realización del Plan de Dios en el propio caminar.
San José, el justo, es modelo para nuestro caminar de cómo hay que vivir, pensar y actuar en
conformidad con el designio de Dios en todo momento.
Padre Nuestro, 10 Ave Marías, Gloria
Novena a San José: Día octavo
MEDITACIÓN
SAN JOSÉ: MODELO DE AMOR A DIOS
«Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua» (Lc 2,41)
Sobre el amor a Dios hay que destacar la ejemplaridad en la vida de San José.
Él amó a Dios tanto como lo pudo amar. Las distintas reflexiones realizadas a lo largo de estos días
nos muestran a ese amor como el río subterráneo que va alimentando y dándole vida a cada uno
de los acontecimientos concretos, a cada una de las características consideradas.
La piedad a Dios de San José no sólo se expresa en esa dimensión fontal, sino que además de
percibirse en el fondo de su conducta, está señalada explícitamente en el relato de San Lucas
cuando lo sitúa en el marco del cumplimiento de diversos preceptos y de visitar anualmente la
Casa de Dios.
Obviamente, el amor de San José se muestra más que con esa breve referencia y otras del
Evangelista, con su obediente, pronta y permanente respuesta a Dios que evidencia un ejercicio
perseverante de la presencia divina, y además una entrega permanente de su corazón al Señor,
una presencia de Dios y una adhesión a los designios divinos en el corazón de San José. En la
entrega de lo que más aprecia, y además, de sus planes, y en esa entrega de sí mismo, en esa
entrega de todo lo que es y de todo lo que posee, se muestra la perfección de la caridad, del amor
a Dios en el Santo Custodio.
Padre Nuestro, 10 Ave Marías, Gloria
Novena a San José: Día noveno

MEDITACIÓN
SAN JOSÉ: SU UNIÓN CON JESÚS Y MARÍA, Y SU AMOR A TODOS LOS HOMBRES
San José amó tanto a Dios como lo pudo amar. Tal amor nutre y sustenta su amorosa unión con
Jesús y con María, así como su amor a todos los hombres.
La unión de José con Jesús era una relación singular en que el amor paterno no podía dejar de
influir en el amor filial y viceversa. El velo del misterio nos hace retroceder reverentes ante tan
íntima y tan profunda unión, así como ante esa tan singular relación paterno-filial.
Sobre la perfectamente casta unión de estrecha intimidad con Aquella cuya fe se encuentra con la
de San José, habría que decir que la magnitud de su unión espiritual es solo perceptible por la
unión de cada uno de ellos, de María y de José, desde su propia realidad, en la participación de los
extraordinarios misterios de Dios que les fueron comunicados y a cuya realización, cada uno según
su propio llamado, fueron invitados a cooperar viviendo la primicia de la fe.
Y esta vida de amor de San José, esta existencia nutrida, rodeada y expresada en el amor, por su
perfección misma, se ha de entender prolongándose en un abrazo solidario a todos los seres
humanos, en particular dada la definitiva universalidad del gran Misterio de Amor del que se le
invita a ser eximio y singular cooperador, luego de Santa María Virgen.
Padre Nuestro, 10 Ave Marías, Gloria

Sponsor Documents

Or use your account on DocShare.tips

Hide

Forgot your password?

Or register your new account on DocShare.tips

Hide

Lost your password? Please enter your email address. You will receive a link to create a new password.

Back to log-in

Close